Os tengo que confesar que soy una fan incondicional de los buñuelos de cuaresma porque siempre me han gustado muchísimo. Ya desde muy pequeñita esperaba con ganas la Semana Santa para que las pastelerías los empezaran a vender y a poner en sus escaparates.
En cambio ahora, con esta receta exquisita que he descubierto y fácil de preparar en casa ya no necesito esperar a que llegue esta época del año para comérmelos.
Estos buñuelos que os presento hoy son muy típicos de la zona de l'Empurdà (en Catalunya), tienen una consistencia más densa que los de viento pero son igual de sabrosos o incluso más. Cuenta la tradición que se solían comer sobretodo en viernes santo y se preparaban en las casas de payés para endulzar los días de cuaresma y hacerlos más llevaderos.
Veréis que tienen un aspecto más bien sobrio, lejos de la fastuosidad de la mona de pascua o del típico roscón de reyes que ya se preparaban también en la época.
Son muy blanditos y jugosos, además el sabor que dejan las semillas de anís aún los hace más irresistibles al paladar. Así que os dejo la receta para que los podáis probar de hacer en casa.
En cambio ahora, con esta receta exquisita que he descubierto y fácil de preparar en casa ya no necesito esperar a que llegue esta época del año para comérmelos.
Estos buñuelos que os presento hoy son muy típicos de la zona de l'Empurdà (en Catalunya), tienen una consistencia más densa que los de viento pero son igual de sabrosos o incluso más. Cuenta la tradición que se solían comer sobretodo en viernes santo y se preparaban en las casas de payés para endulzar los días de cuaresma y hacerlos más llevaderos.
Veréis que tienen un aspecto más bien sobrio, lejos de la fastuosidad de la mona de pascua o del típico roscón de reyes que ya se preparaban también en la época.
Son muy blanditos y jugosos, además el sabor que dejan las semillas de anís aún los hace más irresistibles al paladar. Así que os dejo la receta para que los podáis probar de hacer en casa.